
Una vez más, es la
Constitución el muro que se opone a la continuidad de los gobernantes, que como
Leonel, Hipólito, Món Cáceres, Trujillo y otros, la ajustaron a su estrategia
de posicionamiento en el poder.
La constante de los
primeros dos años de estabilidad política, de confianza de la sociedad en su
gobernante, constituye la cortina de niebla
que irrumpe el camino de Danilo Medina, que en términos de valoraciones, está
bien parado ante el pueblo.
Similar a Hipólito
(2000-2002), Leonel (96-98), Antonio Guzmán (78-80), Jorge Blanco (82-84),
todos estuvieron bien parados, todos bien valorados en sus primeros dos años,
el hoy gobernante Danilo Medina tiene en su portafolio ese amplio apoyo de la
sociedad nacional.
¿Pero qué pasará cuando
llegue agosto? ¿Probará Danilo la miel de la reelección que ya intentaron
otros? ¿Intentará el sanjuanero saltar el cerco?
Como todo un estadista,
el presidente Medina tiene su propia isla de reflexión, tiene sus asesores, tiene
sus números, tiene su propia ambición.
El cuadro de irse en el
16 para volver en el 20, resulta desesperante para quienes son sus
colaboradores cercanos. Las diferencias
planteadas con Leonel y su grupo, hacen visible las dificultades que vendrán
tras la entrega del poder.
Pero saltar el muro
constitucional es también una aventura peligrosa, toda vez que divide el
sentimiento de los peledeístas, y por el “precio” que representa el auspicio de
una reforma a la Ley Sustantiva.
DESPUES DE LA CURVA
Cuando Hipólito Mejía
dobló la curva de sus primeros dos años en el poder, conoció el laberinto del
poder. Lo mismo que Jorge Blanco, cuando
vio al pueblo alzado en las calles, ofrendando sangre y vidas, hasta desencadenar
en el regreso impensado del doctor Joaquín Balaguer.
Al presidente Guzmán le
fue puesta en la mesa la aventura reeleccionista, y al término de su gobierno
quedó evidenciado que bajar el solio hasta caer en el flanco de ataques, es
nada promisorio para un príncipe.
El caudillo altagraciano
Amable Aristy, lo graficó claramente ante Leonel Fernández, cuando dijo que el
jefe de Estado debía atarse bien los pantalones.
EL FUTURO DE MEDINA
Haber cumplido la promesa
de destinar el 4% del Producto Interno Bruto a la cartera de Educación, es el
verdadero milagro que enarbola la gestión de Danilo Medina.
Tener a funcionarios y
personal del Estado en la constante zozobra del cerco de Cámara de Cuentas se
le atribuye como un punto a favor, aunque, al mismo tiempo, incomoda a quienes
ven en el Estado como la alcancía del enriquecimiento.
El presidente que ha
saltado charcos, cruzado alambradas, se ha montada en la barca en El Cachón de
la Rubia y le ha dado abrazo y ganado la bendición del Papa Francisco, tiene
ahora en sus manos el futuro de la organización plantada por Juan Bosch.
El PLD que gobernará hasta
el 44, según Leonel, se ve en la aventura de atizar una reforma constitucional para revalidar a Danilo Medina más allá del 16 de agosto de 2016, o por el
contrario, podríamos ver a un estadista que se pliega ante las fuerzas del
destino, dejando pasar al zorro por casa, permitiendo que vuelva Leonel,
sabiendo que de algo lo acusarán, que de algún hoyo fiscal o de alguna
corrupción le pintará el cuadro tras su salida del poder.
La disyuntiva de casi
todos los gobernantes dominicanos, seguir o dejar pasar, son las cartas que
tiene ahora Danilo Medina en su mesa. O
una traumática reforma a la Constitución o permitir que todos corran en la
lucha por la nominación presidencial peledeísta.
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