martes, 22 de julio de 2014

A LOS EVANGÉLICOS NO, A LOS GAYS SI

Prohibir la marcha de los evangélicos es un exceso de poder

REPÚBLICA DOMINICANA.- En un país donde el culto a la libertad es una obsesión, decir no, acarrea consecuencias impredecibles.

Decir no, a la comunidad evangélica dominicana que con apego al Derecho Natural se aferra a la idea de oponerse a la libre práctica homosexual y lésbica, es negar una libertad que a otros el Estado Dominicano concede.

Decir sí, a que todo un mes se manifiesten libremente los gays, con todo el derecho, es permitir a unos y negarle a otros el derecho a la libre expresión.

Con la entrega de un decreto autorizando un cambio de nombre masculino a femenino de un transexual llamado Mía Cepeda, el Poder Ejecutivo ha hecho uso de una libertad, que nadie asegura que se le permita bajo un régimen constitucional que reconoce que la familia dominicana se basa en una relación de un hombre y una mujer, los cuáles en el tiempo de su matrimonio tendrán unos hijos.  ¿Y entonces, cómo tendrán los hijos los que se apareen siendo de un mismo sexo?

Los evangélicos tienen derecho a expresarse libremente, a pedir que se respete la integridad de la familia y la filosofía religiosa, igualito al que alegan tener los gays que marchan libremente con su bandera tricolor, cuidados por las autoridades y protegidos por el Derecho Dominicano.


Prohibir la marcha de los evangélicos es un exceso de poder, de unas autoridades que no saben guardar apariencias, y que parecen serviles ante el poder foráneo, y temerosas a que se les señale por discrimen, cuando prohibir la marcha de los evangélicos resulta justamente eso, un acto de discriminación. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario